Comentario
En realidad, la introducción del socialismo en Inglaterra está ligada a la aparición de un nuevo sindicalismo, procedente de las crisis industriales que sufre Gran Bretaña desde 1873. Los jefes de este nuevo sindicato -entre los que destaca Keir Hardie- preconizan una acción basada en los intereses de toda la clase obrera, no sólo de los más cualificados. La agitación que produce culmina en la huelga de los estibadores del puerto de Londres en 1889, que terminó con victoria de los obreros; los efectivos de las "Trade Unions" crecen a partir de entonces; el número de sindicados se dobla entre 1888 y 1892 (de 750.000 a 1.500.000 afiliados).
Al tiempo se introduce también el socialismo en Gran Bretaña a través de la "Sociedad Fabiana", un grupo de intelectuales provenientes de variados horizontes políticos, cuyos miembros más notables eran Sidney Webb, Bernard Shaw y H. G. Wells; los fabianos excluían la filosofía de la definición del socialismo (en este sentido nada deben al marxismo), partían de un pragmatismo que les llevaba a sólo hacer cuestión de las vías concretas que el socialismo podía tomar en Gran Bretaña. Presentaban al socialismo no como un movimiento revolucionario, sino como el desarrollo y la evolución de las instituciones existentes. Su número fue siempre pequeño (apenas 3.000 en menos de 100 sociedades en 1914) pero su influencia, relativamente grande.
Por su parte, H. M. Hyndman funda en 1881 la Federación Social Democrática, constituida con cierto número de intelectuales radicales y miembros de la I Internacional. Encarnaba el renacimiento del cartismo, pero con tan fuerte influencia marxista (colaboraba también Eleonore Marx-Eveling, hija de Marx) que llegó hasta un doctrinarismo que chocaba con el mundo obrero británico, por lo que, en opinión de Droz, no pudo nunca convertise en el gran partido sindicalista que tenía la ambición de ser.
Del sindicalismo de los años ochenta surgió un nuevo partido político, inspirado por Keir Hardie, minero, autodidacta de gran cultura y sediento de justicia social. Se trata del Partido Laboralista Independiente constituido en 1893, que se distanció tanto del marxismo de la Federación Social Democrática como del "trade-unionismo" poco combativo. El nuevo partido se instaló con fuerza en varias zonas del país -especialmente Escocia- y obtuvo algún éxito en las elecciones, sin llegar a ser aún el gran partido, debido a que el sindicalismo moderado propugnaba la colaboración con los liberales, en lugar de crear un partido independiente.
Pero tras la poderosa reacción patronal de los años noventa del siglo XIX, muchos sindicatos se decidieron a fomentar la relación entre ellos y las agrupaciones de base obrera partidarias de la acción política. Así nació el "Comité para la Representación del Trabajo" con finalidades electorales en 1899 y que agrupaba a trade-unionistas, Partido Laboralista Independiente, Federación Social Democrática y Fabianos. Su secretario general era R. Mac Donald. Éste será el origen del Partido Laboralista, de carácter obrero y resuelto a aceptar en su seno diversidad de opiniones y tendencias jurídicamente, fue creado en febrero de 1906 a partir de los diputados que habían sido elegidos en ese año por el esfuerzo del Comité y algunos otros por su colaboración con el Partido Liberal.
Poco después de la fundación del partido, se puso de manifiesto el divorcio entre la dirección parlamentaria -que propugnaba una mejora lenta y sin tensiones- y las masas obreras, impacientes por ver mejorar su suerte y que respondían con un vasto movimiento de huelgas, haciendo crecer el sindicalismo, que agrupaba 4.000.000 de miembros al comienzo de la I Guerra Mundial.
El mayor exponente del "Socialismo de Estado" fue Ferdinand Lasalle (1825-1864). Negaba la necesidad de la revolución y encomendaba al Estado el establecimiento del socialismo. Su doctrina, de fuerte influencia hegeliana, se puede resumir diciendo que la historia de la Humanidad es la lucha por la libertad frente a la naturaleza, la miseria, la pobreza y la debilidad que rodean al hombre; para conseguir la victoria es necesaria la unión de los trabajadores y esta unión la crea el Estado, pues sólo él es capaz de conseguir el desarrollo de la humanidad hacia la libertad. Con este fin creó el primer partido político obrero en 1863 (La Asociación General Alemana de las Clases Trabajadoras) para, con la ayuda del Estado, lograr la transformación de la sociedad.
Fue influido también por el marxismo, pero Marx y Engels rompieron con él en 1862, entre otras cosas por su convivencia con Bismarck, quien utilizó las teorías lasallianas para someter a la clase obrera.
Su huella se dejó sentir persistentemente en el socialismo alemán (a pesar de que los "ortodoxos" condenaron sus doctrinas en el Congreso de Erfurt, en 1891) e incluso en el laborismo inglés, a través de su discípulo Wagner.